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Breves apuntes sobre la prostitución en el Perú

Foto del escritor: lacatedral136lacatedral136

Actualizado: 13 sept 2022

‘El oficio más antiguo del mundo’ pervive en nuestra sociedad pese a encontrarse constantemente entre la censura y los grandes rechazos.



El “Barrio Rojo” / Foto: Lima Gris



La prostitución es un fenómeno social con el cual estamos familiarizados, es decir, a los más, no nos escandaliza que personas ejerzan transacciones económico – carnales en las calles o en establecimientos particulares —siempre que se encuentren alejados de nuestras zonas de concurrencia—. Sin embargo, tal situación indignaría e indigna, naturalmente, a los famosos “moralistas” de nuestro país, o, valga decir también, a los conservadores, religiosos, obtusos, etc.


Con la prostitución nos remontamos hasta el imperio incaico, recordando a las reputadas “pampayrunas” de las que Garcilaso dio noticia en sus “Comentarios Reales”. También podríamos retroceder algunos años para referirnos al célebre y populoso jirón Huatica, que operó durante casi treinta años y acogió a un sinnúmero de hombres con ánimos copulatorios.


Es entonces que, dado el carácter histórico de la prostitución, revisaremos algunas anotaciones:



“Las pampayrunas” de Garcilaso de la Vega


En el capítulo catorce del libro IV de los Comentarios Reales de Inca Garcilaso de la Vega, encontraremos algunos alcances sobre la conformación del término “pampayrunas”.


Garcilaso aduce lo siguiente:

«Resta decir de las mujeres públicas, las cuales permitieron los Incas para evitar mayores daños. Vivían en los campos, en unas malas chozas, cada una de por sí y no juntas. No podían entrar en los pueblos para que no se comunicasen con otras mujeres.


«Llámenlas ‘pampayruna’, nombre que significa la morada y el oficio, porque es compuesto de ‘pampa’, que es plaza o campo llano, y de ‘runa’, que en singular quiere decir persona, hombre o mujer, y en plural quiere decir gente.


«Juntas ambas dicciones, si las toman en la significación de campo, ‘pampayruna’ quiere decir gente que vive en el campo, esto es, por su mal oficio; y si las toman en la significación de plaza, quiere decir persona o mujer de plaza, dando a entender que, como la plaza es pública y está dispuesta a recibir a cuantos quieren ir a ella, así lo están ellas y son públicas para todo el mundo. En suma, quiere decir mujer pública.»



Juan José Vega cuestiona seriamente las aseveraciones de Garcilaso y dice que este incurrió en una confusión. / Foto: Sumaq



Jirón Huatica


El jirón Huatica constituye un hito histórico de la prostitución en el Perú debido a que conformó un centro prostibulario en donde se tramitaron las cópulas de medio Lima durante casi treinta años; estableciéndose en 1928, y, clausurando, para la pena y desgracia de muchos, el 27 de julio de 1956, durante la finalización del mandato del expresidente Manuel Odría.


El jirón Huatica, que antes se llamaba 20 de septiembre, y hoy se llama Renovación, se inicia al terminar la primera mitad de la quinta cuadra de la Avenida Grau, puesto que Renovación divide la quinta de Grau en dos, y se prolonga siete cuadras, hasta Sebastián Barranca.


Sofocleto (Luis Felipe Angell), periodista de nombradía, refirió sobre Huatica, lo siguiente:


«‘El Veinte’ era, desde luego, una palabra proscrita en los hogares, donde se le consideraba como sinónimo de perdición y, como decían las señoras, un antro de ‘mujeres malas’, sin saber que algunas eran buenísimas, que casi todos los maridos moralistas eran ‘habitúes’ de solapa levantada y que a lo largo de sus ocho cuadras el amor estaba al alcance de todos los bolsillos. […]»



El horario de atención era, oficialmente, de siete de la noche a una de la mañana, aunque, a veces, se podían ver a mujeres ofreciendo sus servicios desde las dos de la tarde. / Foto: Lima Gris



Prostitución al aire libre


Sobre la prostitución fuera de todo dormitorio o refugio, tuvimos noticia por vez primera en 1970, cuando el periodista Manuel Jesús Orbegozo informó sobre ella en el diario El Comercio, nombrando “pampones del oprobio” a los espacios en donde se ejercía.


Cuatro años después, denunciatoriamente, se volvió a informar sobre semejante impudor. No fue hasta 1996 cuando se supo que la prostitución al aire libre reinaba soberana y se practicaba a la vista y paciencia de los circundantes en las inmediaciones de nuestro primer aeropuerto.


Más adelante, el canal 4 se encargaría de dedicarle un informe, informe que despertaría la estridente indignación de no pocas personas.



“El espectáculo de todos los días: inmundas covachas, levantadas con adobes y desperdicios, y las ‘Bocas pintadas’ que exhiben su ‘mercadería’ a sus clientes con gestos y ademanes lascivos” – denuncia firmada por Jorge Ortega Negreiros. / Foto: El Confidencial



Prostitución masculina


Marco Aurelio Denegri, en el capítulo decimoquinto de su Esmórgasbord, refiere una distinción muy conveniente en relación con la prostitución masculina, a saber: el grupo de los no – profesionales, y el de los profesionales, o también llamados coitotécnicos.


Refiere Denegri que los no – profesionales son generalmente adolescentes de buen aspecto, o sea, de ‘buena pinta’, y que, al ejercer venalmente el sexo, explotan tal atributo u otro. Sin embargo, Denegri comenta que no son verdaderos conocedores del oficio y que se prostituyen por necesidad, o porque quieren tener un ingreso fácilmente.


En cuanto a los profesionales, o coitotécnicos, nos dice que ellos son especialistas en el arte y ciencia de la copulación, son los profesionales del coito; y semejantes hombres ofrecen sexo de primera, testimonio que brindan la infinidad de clientas satisfechas.



“Bien dotado, erección férrea, retardo de orgasmo, multiorgásmico, buen repertorio y quinientas horas de cama” – características de los coitotécnicos. / Foto: Infobae



Escritores y burdeles


A continuación, algunas acotaciones de eminencias literarias sobre la prostitución:


Vargas Llosa, Mario

«Sé muy bien todo lo que hay detrás de la prostitución, en términos sociales, y no la defiendo, salvo para quienes la ejercen por libre elección, lo que no era, sin duda, el caso de la ‘Pies Dorados’ ni de las otras polillas del jirón Huatica, empujadas allí por el hambre, la ignorancia, la falta de trabajo y las malas artes de los cafiches que las explotaban.


«[…] Y creo que sería desleal para con mi memoria y mi adolescencia no reconocer, también, que en esos años en que fui dejando de ser niño, mujeres como la ‘Pies Dorados’ me enseñaron los placeres del cuerpo y los sentidos, a no rechazar el sexo como algo inmundo y denigrante, sino a vivirlo como una fuente de vida y de goce, y me hicieron dar los primeros pasos por el misterioso laberinto del deseo.»


García Márquez, Gabriel

«Esto corresponde a lo que quiso decir William Faulkner cuando declaró que la casa perfecta para un escritor era un burdel, pues en las horas de la mañana hay mucha calma para escribir, y en cambio todas las noches hay fiesta. Es curioso que esta declaración la publicó ‘The Paris Review’ cuando yo vivía en Barranquilla, y precisamente en un burdel.» […]


Flaubert, Gustave

«Quizá sea una afición perversa, pero me gusta la prostitución por ella misma, independientemente de lo que hay debajo. Nunca he podido ver pasar, bajo los faroles de gas, a una de esas mujeres escotadas, bajo la lluvia, sin un galope del corazón; igual que los hábitos de los monjes, con su cordón de nudos, me cosquillean el alma en no sé qué rincones ascéticos y profundos». […]


Conclusiones mínimas


La prostitución es una larga cadena que no pocas veces se ha tratado de eliminar, y con fundada razón, debido a que conlleva a otros tantos perjuicios sociales, como lo son la trata de personas, violencia sexual, crimen organizado, cobro de cupos, etc. Además, y tal vez lo más relevante, y por lo cual se sabe impuro, es porque propende, tanto al hombre como a la mujer, al desconocimiento de su dignidad, si acaso no la desconoce ya. No obstante, pretender eliminar la prostitución es equivalente a pretender agarrar moscas con los dedos, así de infructuoso.


Nunca es conveniente generalizar, pero de todas formas se tendrían que referir las condiciones materiales que obligan a las mujeres, y no sólo mujeres, a dedicar sus vidas a la prostitución. Nuevamente, no es conveniente generalizar, debido a que no toda persona se ha visto obligada a prostituirse, sino que existe la posibilidad de que tal elección haya sido una decisión libre.


Las extremas condiciones en las que nos podamos encontrar acarrean extremas decisiones urgentes de tomar. Es la lucha por la subsistencia, la lucha de todos contra todos, finalmente.


Ni bueno ni malo, son los campos que se deben explorar cuando uno se queda sin tierra…



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