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Crónica: Dos semanas de cuarentena convertidas en dos años de aislamiento

Viviana Francia

Actualizado: 13 oct 2022

El Ministerio de Salud determinó que el uso de mascarillas solo será obligatorio en los hospitales y los medios de transporte.


En el pico más alto de la pandemia, el Perú llegó a registrar más de mil muertes diarias por Covid-19.


¡Cuarentena obligatoria! Más de dos años desde que la vida se paralizó y el mundo se enfrentó a un enemigo invisible. La sociedad se vio forzada a adaptarse a una 'nueva normalidad'. Miedo, muerte, angustia, encierro, ansiedad e incertidumbre fueron algunos de los emociones y/o sensaciones que sumergieron a los hombres y mujeres en un espiral sin retorno, llamado aislamiento social.

Miedo a contagiarse, miedo a morir, miedo a quedarse solo, miedo a lo desconocido y miedo al mañana. Ante esos pilares, en tan solo algunas semanas, los peruanos adoptaron nuevas medidas de prevención, ya que un contagio era prácticamente una sentencia de muerte.


El Perú, un país acostumbrado a no seguir las reglas y a darle la vuelta a las normas, obligó a sus ciudadanos a implementar las mascarillas como parte de su vestimenta diaria. Sumado a ello, adoptó botellas de alcohol en gel como sus nuevos accesorios.


La emergencia sanitaria sacó lo peor y mejor de las personas, pero también develó la extensa brecha de desigualdad que viven los peruanos. Mientras que algunos hacían largas colas en los supermercados para abastecerse de insumos, en el otro extremo de la capital, pobladores intentaban regresar a sus ciudades de origen, buscaban camillas para sus enfermos e ignoraban las medidas de restricción bajo la premisa de: "Si no trabajo hoy, no como".


La muerte: temor e indiferencia


"Se ha detectado el primer caso de muerte por coronavirus en el Perú", fue el aforismo que dejó pasmado a toda una nación, aquellas palabras emitidas por el entonces presidente Martín Vizcarra en su característico mensaje presidencial del mediodía, estremeció a los más de 33 millones de habitantes.


Tras semanas de haber escuchado cómo las cifras de contagiados aumentaban, las precarias camas de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) se agotaban y los cementerios se llenaban de nuevos huéspedes. Calles totalmente desoladas, silencio absoluto y un ambiente del que se desprendía el olor a muerte se convirtió en el retrato de la desesperación de los primeros meses.


¡Se busca balón de oxígeno! ¿Algún contacto en el hospital Rebagliati?, eran algunas de las frases compartidas en redes sociales que quedaron impregnadas en la memoria de todos. A pesar de lo angustiante que era leer ese tipo de mensajes desde el estado de WhatsApp de un amigo cercano, lo peor llegaba cuando el enunciado cambiada a: "¿Algún contacto en la morgue o la funeraria?


Las dos caras de la pandemia


Aunque todo suena catastrófico, no fue del todo negativo. La pandemia también reveló el espíritu de solidaridad de muchos ciudadanos, la esperanza, el trabajo en equipo y un colectivo de desconocidos que en vista de la nula acción del Estado, ayudaban al prójimo a

sobrellevar la difícil coyuntura.

El virus no va a desparecer de la noche a la mañana y aunque se intente, la sociedad no volverá a ser la misma. En cambio, la nueva palabra de moda a la que tendremos que acostumbrarnos es "endemia", lo que significa que la Covid, sin duda, llegó para quedarse.

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